El
pastor A. T. Jones fue uno de los campeones de la justificación por la fe
solamente en Cristo, durante el periodo de énfasis que nuestra iglesia dio a
esta doctrina en 1888. Evidentemente era un orador fogoso y bastante
individualista. Parece haberse dejado llevar por su entusiasmo, y el Señor le envió
un mensaje de consejo. Se encuentra en Mensajes Selectos, tomo 1,
comenzando con la página 442.
El
pastor Jones había declarado varias veces que en lo que refiere a la salvación
las buenas obras no sirven para nada, por que la salvación es incondicional.
Elena de White le dijo: “ Se lo que usted quiere decir, pero deja una impresión
equivocada en muchas mentes. Si bien es cierto que las buenas obras no salvaran
ni a una sola alma, sin embargo es imposible que una sola alma sea salvada sin
buenas obras”. (pág. 442). Pocas paginas mas adelante, en el mismo libro
agrega: “ Las obras no nos compraran la entrada en el cielo”, (pág., 455). así
que, . en que sentido el pastor Jones se dejo llevar por el entusiasmo? ¿Qué diferencia hay entre decir que “las buenas obras no sirven para nada”, o
decir que “Las buenas obras no salvaran ni siquiera a una sola alma.” “ni nos
compraran la entrada en el cielo”?
Algunas
personas se apresuran a concluir que si las buenas obras no nos salvan entonces
no deben tener ninguna importancia. Y si nuestras obras roblas no producen
nuestra perdición, entonces no son malas. Pero hay una palabra clave que nos
libra de esta equivocación. Al hablar de la relación de causa a efecto que
pudiera existir entre nuestras buenas o malas obras y nuestra salvación o perdición,
no pasemos por alto la palabra “causa”.
No se
trata aquí acerca de la importancia de las buenas obras. Tampoco nos referimos
al propósito de las mismas. Estamos hablando del método de la salvación. Y en
lo que concierne a la salvación, las buenas obras no son la causa de ella sino
su resultado.
¿Qué es lo que causa que
seamos salvos? Sabemos que no es nuestra buena conducta. Romanos 3:20 dice claramente: “Por las obras de la ley ningún
ser humano será justificado delante de el”. Jesús es la persona que nos salva, y recibimos su salvación al
aceptarlo a el. “No hay otro nombre
bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”(Hechos 4:12)
Nuestra
conducta no debe constituir el foco de nuestra atención, sean nuestras obras
buenas o malas. Al buscar la salvación debemos concentrarnos en Jesús, y a
medida que lo contemplamos somos transformados a su imagen. Toda vez que nos
miramos a nosotros mismos, fracasamos. Una de dos, o veremos nuestra
pecaminosidad y nos desanimaremos, u observaremos nuestra buena conducta y nos
enorgulleceremos. !Es un callejón sin salida! Solo hay seguridad en contemplar
a Jesús.
Pablo
fue vehemente al tratar el tema de la salvación por la fe únicamente en Cristo. Pero no estaba en
contra de las obras buenas. Había sido una de las personas de conducta mas
irreprochable de su época. Al referirse
a ella en Filipenses 3, dice:
“Si alguno piensa que tiene de que confiar en la carne, yo mas ”. Pero al
final estimo todas estas cosas como perdida al compararlas
con la justicia de Cristo. “Juzgando por la letra de la ley, según se aplicaba a la vida externa, Pablo se había abstenido del pecado, pero cuando vio las
profundidades de los conceptos divinos y se vio a si mismo como Dios lo veía, tuvo que humillarse y doblegar sus
rodillas, y confesar su culpabilidad ”. - El camino a Cristo, pág.
17.
En
cierta ocasión discutía esta tesis con un grupo de ministros. Al hablar acerca de la primera mitad, es decir, el hecho de
que nuestra buena conducta no es la causa de que seamos salvos, todos
estuvieron de acuerdo’. Pero cuando llegamos a la segunda mitad, y dijimos que
nuestras malas obras tampoco son la causa de nuestra perdición, algunos se sintieron incomodos.
Sin
embargo, permítanme preguntarles: si lo primero es verdad, .no es también
cierto lo segundo? .Acaso ambas partes no constituyen la misma verdad ? Nuestra
salvación se basa en una continua aceptación de Jesús y de su sacrificio por
nosotros, mediante una relación diaria con el.
No esta
basada en la conducta. La salvación es mas profunda que las acciones. ¡Lo
mismo sucede con la pérdida de la salvación! La conducta no es la línea
divisoria que determina nuestro destino eterno.
Si
somos salvos, será en virtud de lo que hayamos hecho con relación a Jesús como
nuestro salvador. Las buenas obras estarán presentes indudablemente, pero no
como la causa de nuestra salvación. Del mismo modo, si al fin nos encontramos
entre los perdidos, será porque habremos dejado a Jesús fuera de nuestro corazón,
golpeando en vano para que le permitamos entrar. Las malas obras estarán
presentes, pero serán el resultado, no la causa. Dios no juzga a las personas
por sus acciones externas, sino por el corazón. Los asuntos vitales tienen que
ver con el corazón. Véase. 1 Samuel 16:7; Proverbios 4:23.
Morris L. Venden
Morris L. Venden