Monday, October 22, 2012

Dios no nos hace responsables por el hecho de haber nacido como seres pecaminosos



Dios no nos hace responsables por el hecho de haber nacido como seres pecaminosos. Cierto día, un oficial de la patrulla caminera del sur de California me ordenó detenerme al lado del camino. Esa sección de la carretera se encontraba en reparaciones, y este hecho era la razón de mi dificultad. Había estado manejando por el carril equivocado, pero sin darme cuenta de ello, debido a que las marcas del camino estaban cubiertas con tierra.

Aunque conocía la ley acerca de manejar por mi lado de la carretera, en aquel momento no me percataba de que la estaba transgrediendo. El oficial que me dio la boleta opinaba que la ignorancia no era excusa. ¡Pero yo pensaba que era una excusa muy buena! Así que en lugar de pagar la multa, me presenté a la corte para abogar mi caso. Afortunadamente, el juez comprendió las cosas y falló en mi favor anulando la boleta. ¿Consideran ustedes que el juez tenía razón, o que más bien la tenía el oficial de tránsito? ¿creen ustedes que la ignorancia de la transgresión es una excusa legítima o no? ¿Cómo considera Dios nuestra ignorancia, en lo que se refiere a hacernos responsables por el quebrantamiento de su ley?

Podríamos estudiar varios pasajes bíblicos para hallar la solución de este problema. Ezequiel 18:20 dice: “El alma que pecaré, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo: Lajusticia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él”. En Juan 15:22 Jesús declaró: “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado”. Nuevamente en Juan 9:41 agregó: “Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; más ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece”.

¿Se han preguntado alguna vez por qué pasaron tantos años antes que Jerusalén fuera destruida, después que Jesús hubo venido y hablado a la nación judía, dejándolos sin excusa? ¿Por qué no descendió fuego del cielo la mañana siguiente a la resurrección, para destruir a los que habían asesinado al Hijo de Dios?. En el libro El conflicto de los siglos, se ofrecen dos razones: Primero, no todos habían oído, ni siquiera de entre los adultos. Segundo, los niños: “Había todavía muchos judíos que ignoraban lo que habían sido el carácter y la obra de Cristo. Y los hijos no habían tenido las oportunidades ni visto la luz que sus padres habían rechazado. Por medio de la predicación de los apóstoles y de sus compañeros, Dios iba a hacer brillar la luz sobre ellos para que pudiesen ver como se habían cumplido las profecías, no únicamente las que se referían al nacimiento y vida del Salvador, sino también las que anunciaban su muerte y su gloriosa resurrección. Los hijos no fueron condenados por los pecados de sus padres; pero cuando, conociendo ya plenamente la luz que fuera dada a sus padres, rechazaron la luz adicional que a ellos mismos les fuera concedida, entonces se hicieron cómplices de las culpas de los padres y colmaron la medida de su iniquidad” (pág. 31)

¿No es una buena noticia el hecho de que el Juez de toda la tierra tome en cuenta nuestra ignorancia de su ley antes de pasar sentencia sobre nosotros? Aunque somos pecadores en virtud de nuestro nacimiento, él no nos hace responsables de nuestra condición hasta después de habernos dado suficiente luz y oportunidad de arrepentimos. Por lo menos tenemos que vernos con tres problemas referentes al pecado en este mundo. El primero es el problema de la naturaleza pecaminosa con que hemos nacido. El segundo es el problema de nuestra trayectoria de pecado: todos los pecados que hemos cometido en el pasado. El tercero es el problema de nuestros pecados presentes. A veces la gente considera que si dejáramos de pecar actualmente y nunca mas cayéramos en el mal, ya no necesitaríamos mas de Jesús. Pero mientras vivamos en este mundo, continuaremos necesitando la gracia justificadora de él, para que cubra tanto nuestros pecados pasados como nuestra naturaleza pecaminosa.

Por otra parte, hay quienes consideran que se necesita hacer algo para expiar nuestra naturaleza pecaminosa y, creyendo que somos pecadores por nacimiento, consideran que para solucionar ese problema es necesario bautizar a los infantes. Agustín ensenó lo que a veces se denomina la doctrina del pecado original, aunque habría sido más correcto llamarla la doctrina de “la culpa original”. Creía en la condición pecaminosa del ser humano a causa de su nacimiento, y también consideraba que Dios nos hace responsables por dicha condición.

Pero Dios nunca considera responsable a ninguno de nosotros por nuestro pecado - no importa si se trata de nuestra naturaleza pecaminosa o de nuestros pecados pasados o de nuestros pecados presentes – hasta tanto hayamos comprendido dos cosas: primero, que se trata de un pecado, y segundo, que podemos hacer con respecto al mismo. Solo entonces comienza nuestra responsabilidad.

"Dios no esta tratando de ver a cuantas personas puede mantener fuera del cielo. En lugar de eso, debido a su gran amor, esta haciendo todo lo que un Dios amoroso puede hacer para que cada uno de nosotros estemos allí. La solución al problema de la naturaleza pecaminosa, del pasado pecaminoso y de los pecados actuales, se encuentra contenida en su gracia.

- Morris L. Venden