Sucedió durante las primeras semanas que pasé en un nuevo
distrito. Al llegar a aquella iglesia mi primer objetivo consistió en visitar a
cada una de las familias para conocer a los miembros. Pero durante una visite;
es muy fácil hablar únicamente de cosas comunes: “¿Es la foto de la tía Berta
la que está sobre la repisa ?” “SI”.
Por eso ideé un plan: haría una pregunta y la repetiría en
cada hogar que visitara: “¿Cómo definiría usted a un cristiano?”.Y mantuve un
registro cuidadoso de cada respuesta. “El cristiano es una persona que vive de
acuerdo con la regla de oro”. “Un cristiano es una persona honesta”. “El
cristiano es un individuo amable y bondadoso”. “El cristiano es un buen
vecino”. Escuché muchas respuestas diferentes» pero todas tenían un denominador
común todas se referían a la conducta. El nombre de Cristo se hallaba
notablemente ausente. Hay informes similares hechos por reporteros que han
entrevistado a personas en ía calle con preguntas parecidas. El patróa de las
respuestas ha sido eí -mismo.
“El cristiano hace esto o aquello. Un cristiano no practica
estas otras cosas”. ¿Con cuánta frecuencia se ha escuchado la respuesta: “Un
cristiano es una persona que conoce a Cristo y lo ama”? ¿Qué es el
cristianismo? ¿Es algo basado primariamente en la conducta? ¿O se basa
esencialmente en una relación? Esta es ía idea fundamental para comprender y
experimentar la salvación únicamente por la fe sn Cristo. El cristianismo
consiste en conocer a Cristo. Y la conducía que distingue al que es cristiano
del que no lo es» se produce como resultado de la relación de fe con Jesús; no
es nunca la causa de esa relación. Expresemos esta tesis de un modo diferente.
El manzano produce manzanas porque es un árbol de manzanas, pero nunca lo hace
para llegar a ser un manzáno. Jesús hizo la misma comparación : “Así, todo buen
árbol da buenos frutos» pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen
árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos”. (Mateo 7:17-18).
¡S¡ nos interesa encontrar buenos frutos, debemos comenzar a
buscarlos en un árbol bueno. Entonces nuestra tarea consiste en regar el árbol,
fertilizarlo tal vez, y permitir que el sol, la lluvia y el viento realicen su obra
.No tenemos necesidad de esforzamos para hacer que la produzca frutos. Si
poseemos un árbol saludable los frutos se producirán naturalmente. Así sucede
también en la vida cristiana. Quien trate de vivirla enfocando su preocupación
en la conducta, se introducirá en un callejón sin salida. En el libro Palabras
de vida del Gran Maestro, se lo expresa de este modo: “Como la levadura, cuando
se mezcla con la harina, obra desde adentro hacia afuera, tal ocurre con la renovación
del corazón que la gracia de Dios produce para transformar la vida. No es
suficiente un mero cambio externo para ponernos en armonía con Dios. Hay muchos
que tratan de reformarlo corrigiendo este o aquel mal hábito, y esperan llegar
a ser cristianos de esta manera, pero ellos están comenzando en un lugar
erróneo. Nuestra primera obra tiene que ver con el corazón ”.
No importa cuán correcta sea su vida, no importa cuántas
obras buenas pueda realizar, no importa cuán piadosa sea su apariencia, usted
no será un cristiano genuino mientras no conozca a Jesucristo personalmente, de
uno a uno. Las buenas acciones nunca harán un cristiano de usted. Sólo lo
transformarán en una persona moral. La iglesia primitiva consideraba al Señor
Jesucristo de tal manera que él era el tema principal de su pensamiento y
conversación. Hablaban de que “Cristo dijo esto, y cristo hizo aquello”.
Finalmente alguien sugirió: “LLamémosIos crist-ianos”¿Cómo lo llamarían a usted
si lo apodaran de acuerdo a lo que constituye el tema principal de su
pensamiento y conversación? ¿Es usted una persona buena? ¿O es realmente un
cristiano? ¡Piénselo!
Morris L. Venden